Es maestra ante todo…entregada a su vocación…muestra un gran entusiasmo por su profesión, y transmite en consecuencia la pasión por la danza a sus alumnos. Directora de la Escuela de Ballroom Dance y Sport Dance…ha hecho mucho por esta disciplina en nuestro país y sin duda cumplirá con cada uno de sus sueños. Los invito a leer la nota con Natalia Conde!
¿Cómo te vinculaste al ballroom?
Durante muchos años fui bailarina de flamenco y también dictaba clases. En un momento decidí que quería bailar otros ritmos, aunque más que bailar quería enseñar ya que bailar nunca fue mi pasión, a mí siempre me gusto más enseñar que bailar. Durante un tiempo corto tome clases acá y luego viajé a formarme como entrenadora a Argentina a la Escuela de Eugenio Dmytrenko y Yanina Koretska. Tomé y tomo clases, seminarios y cursos y me enamoré de esta disciplina la cual me hace muy feliz.¿Cómo te vinculaste al ballroom?
Actualmente sigo entrenándome y capacitándome con los directores de dicho Instituto, quienes me apoyan continuamente en mi labor.
A mí me gusta que es inclusivo, la puede bailar desde gente que está en silla de ruedas hasta señores de 80 años. A mí me gusta trabajar para la diversidad porque soy maestra de alma. Es lo que más me apasiona de este baile, no hay una estética específica, en las competencias hay personas con todo tipo de físico y participan de igual a igual. Es una disciplina que no te permite aburrirte nunca, no hay una clase que no te vayas con algo nuevo, a nivel musical ayuda a desarrollar mucho el oído, es una disciplina rica desde todo punto de vista. Aún disfruto ver bailar flamenco, es mi gran amor y lo respeto pero el ballroom es ese amor joven que me hace la vida feliz.
¿Influye el ser maestra de profesión al momento de dar clases de baile?
Soy maestra hace 14 años y es la carrera que me dio el sustento para hoy enseñar a bailar, uno trabaja tanto la didáctica, la construcción del aprendizaje, las estrategias de enseñanza y todo eso lo traigo aquí y está buenísimo. Amo enseñar, el placer más grande que tiene un docente es el resultado. Cuando un alumno aprende un paso es un logro compartido. Vivo para eso como el bailarín para bailar. Es mi leitmotiv. Admiro al bailarín, admiro que venga a ensayar, ellos se esfuerzan mucho...es tan meritorio... tengo un respeto enorme hacia al bailarín y no solo al egresado que tuvo las condiciones físicas para lograr sus metas...yo admiro también al bailarín de barrio, el que quiso bailar y lo tuvo que comenzar a hacer de grande porque antes nos tenía posibilidades, esa gente me apasiona, me emociona y le valoro todo!
No hay nada que me llene mas la vida que ver a mis chicos bailar, soy cholula de mis alumnos y cuando los veo sobre el escenario lloro, no me puedo contener! Me generan admiración. El atrás del escenario es lo que a mí me apasiona, es imposible no conmoverse, uno sabe el esfuerzo que ellos hacen, desde todo punto de vista, económico, físico, sicológico, ellos son ejemplos de vida. Porque no es fácil dedicarse a esto y sobre todo en esta disciplina que esta tan poco difundida. Yo recibo de ellos más de lo que doy y eso me impulsa a seguir y seguir.
El entrenador tiene un rol muy importante, si bien siempre está en las sombras, cumple un rol fundamental, en lo que es la psiquis de la pareja, no solo a nivel técnico sino también a nivel emocional, de contención, siempre somos un trío que entra a la pista, somos un equipo de trabajo.
¿Cuáles son tus proyectos para el futuro?
La idea el año que viene, como Pte de la Asociación Uruguaya de Dance Sport es hacer 2 competencias puntuables en Uruguay. El próximo año, al ser ya un país WDSF, nos darán respaldo enviando a maestros para realizar cursos de jueces y formar nuevos entrenadores. Nos gustaría llevar el baile deportivo al interior, viajar a dar seminarios, dar cursos de entrenador y la proyección a largo plazo es que cada departamento tenga un club de baile deportivo, como mínimo.
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